Treinta años antes de que tenga lugar la aventura de Katsa en Graceling...
Al otro lado de las montañas al este de los Siete Reinos, en una tierra rocosa y asediada por la guerra que se llama Los Vals, Fuego es la última de su especie—los humanos monstruo—en el reino. Es una joven de diecisiete años, preciosa en cuerpo y mente. Tiene una cabellera de color rojo brillante que ondea al viento como una llama y posee el mismo poder que tenían sus congéneres de leer la mente y ejercer su influencia silenciosa sobre los humanos. Pero ese poder hace que la mayoría de los habitantes de Los Vals no confíen en ella, que la odien, que la aparten, que la teman. A diferencia de su padre, Fuego se niega a utilizar esos poderes en su beneficio, una actitud que sólo le reporta problemas con quienes quieren que lo haga. Cuando estalla una conspiración para derrocar al rey, Fuego deberá elegir entre ser fiel a sus principios y el amor por un príncipe a cuya mente no tiene acceso.
Al otro lado de las montañas al este de los Siete Reinos, en una tierra rocosa y asediada por la guerra que se llama Los Vals, Fuego es la última de su especie—los humanos monstruo—en el reino. Es una joven de diecisiete años, preciosa en cuerpo y mente. Tiene una cabellera de color rojo brillante que ondea al viento como una llama y posee el mismo poder que tenían sus congéneres de leer la mente y ejercer su influencia silenciosa sobre los humanos. Pero ese poder hace que la mayoría de los habitantes de Los Vals no confíen en ella, que la odien, que la aparten, que la teman. A diferencia de su padre, Fuego se niega a utilizar esos poderes en su beneficio, una actitud que sólo le reporta problemas con quienes quieren que lo haga. Cuando estalla una conspiración para derrocar al rey, Fuego deberá elegir entre ser fiel a sus principios y el amor por un príncipe a cuya mente no tiene acceso.
¿Alguna vez os ha pasado que el primer libro de una saga os encanta tantísimo que os empeñáis en que el resto de sus libros os tengan que gustar de igual modo? Porque lo que me ha pasado con este libro ha sido algo así.
No creáis que no lo intenté antes, hace unos años lo cogí de la bibli y ni aun ampliando el plazo fui capaz de llegar a la mitad. ¡Pero leñe, es que Graceling fue uno de mis libros favoritos! ¡Cómo no me va a gustar Fuego! Pues bueno, al segundo intento lo he acabado, pero por desgracia mi opinión no ha mejorado respecto al primer intento.
En primer lugar, aunque encontré algunos tópicos propios del género, he de decir que la trama en sí es bastante interesante con sus intrigas palaciegas y una pizquita de fantasía. A mí que me encantan los libros que tienen tramas de este estilo, como su predecesor (Graceling) o Trono de Cristal (si, tenía que salir por algún lado, sorry), éste tenía todos los puntos para que me gustara sí o sí. Pero no.
El mayor problema con el que me he topado ha sido el ritmo de la narración. O más bien, con la ausencia del mismo. Tal y como Graceling era muy dinámico aunque apenas hubiera acción en buena parte del libro, en Fuego me he encontrado todo lo contrario. Incluso aquellas partes cargadas de emoción y de acción, de esas que te tendrían que dejar con el corazón en un puño, me han resultado aburridas, casi diría soporíferas por la forma tan lenta en la que están descritas.
El otro aspecto por el que el libro no me ha convencido ha sido por sus personajes, empezando por la protagonista de la historia, Fuego. ¡Qué pan sin sal! Os pongo en situación: los monstruos, como Fuego, son seres de vivos colores que atraen la atención de cualquiera, tanto por la propia belleza que poseen como por una especie de atracción irracional, lo que hace que dichas personas los admiren (e incluso deseen) a la vez que los teman y los repudien. Pues bien, hay varios momentos durante el libro que Fuego es vejada y lo único que se le ocurre pensar es “me lo merezco por ser un monstruo” ¿¿PERDONA?? No pido que todas las protagonistas sean fuertes, luchadoras, valientes y demás, pero realmente esa especie de Katsa a medio gas, como que no convence.
Por otro lado, hay un triángulo amoroso, que bueno, funciona. Aunque no hay que ser muy avispado para darse cuenta de con quién acabará Fuego. Por un lado tenemos a Brigan, el príncipe apuesto que a su vez es el capitán del ejército y el que lleva un poco las riendas de todo y que me ha recordado bastante a Chaol de Trono de Cristal por varios motivos, pero en su versión descafeinada. En el otro lado del triángulo, tenemos a Arquero, un personaje que encontré bastante cansino con sus celos y sus contradicciones.
Por suerte, tanto Fuego como sus dos enamorados, sobre todo Brigan, sufren una ligera evolución que de alguna forma aligera la trama y consigue que, aunque no haya terminado de congeniar con ellos, sí que he podido terminar de leer el libro sin que me dieran ganas de arrojárselo a la cabeza.
Además hay unos cuantos secundarios, la mayoría he de decir que me han parecido bastante planos, a excepción del padre de Arquero y por su puesto de Cansrel, el padre de Fuego. Sinceramente, lo que más me ha gustado de todo el libro han sido esos recuerdos de Fuego con su padre, y esa relación tan peculiar y retorcida que tenían.
Otro aspecto que me ha gustado (no todo iba a ser negativo en esta reseña) ha sido el cuidado estilo de la autora y el rico vocabulario empleado. No sé muy bien si esto último se debe más a la autora o a la traductora, pero sea como sea, es de agradecer que un libro nos deleite de esa forma.
Por último, también he quedado bastante satisfecha con el final. Quizá ha habido algunas cosillas algo enrevesadas, pero en definitiva me ha dejado un buen sabor de boca y que, por lo menos, ha conseguido mejorar mi opinión relativamente sobre este libro.
No creáis que no lo intenté antes, hace unos años lo cogí de la bibli y ni aun ampliando el plazo fui capaz de llegar a la mitad. ¡Pero leñe, es que Graceling fue uno de mis libros favoritos! ¡Cómo no me va a gustar Fuego! Pues bueno, al segundo intento lo he acabado, pero por desgracia mi opinión no ha mejorado respecto al primer intento.
En primer lugar, aunque encontré algunos tópicos propios del género, he de decir que la trama en sí es bastante interesante con sus intrigas palaciegas y una pizquita de fantasía. A mí que me encantan los libros que tienen tramas de este estilo, como su predecesor (Graceling) o Trono de Cristal (si, tenía que salir por algún lado, sorry), éste tenía todos los puntos para que me gustara sí o sí. Pero no.
El mayor problema con el que me he topado ha sido el ritmo de la narración. O más bien, con la ausencia del mismo. Tal y como Graceling era muy dinámico aunque apenas hubiera acción en buena parte del libro, en Fuego me he encontrado todo lo contrario. Incluso aquellas partes cargadas de emoción y de acción, de esas que te tendrían que dejar con el corazón en un puño, me han resultado aburridas, casi diría soporíferas por la forma tan lenta en la que están descritas.
El otro aspecto por el que el libro no me ha convencido ha sido por sus personajes, empezando por la protagonista de la historia, Fuego. ¡Qué pan sin sal! Os pongo en situación: los monstruos, como Fuego, son seres de vivos colores que atraen la atención de cualquiera, tanto por la propia belleza que poseen como por una especie de atracción irracional, lo que hace que dichas personas los admiren (e incluso deseen) a la vez que los teman y los repudien. Pues bien, hay varios momentos durante el libro que Fuego es vejada y lo único que se le ocurre pensar es “me lo merezco por ser un monstruo” ¿¿PERDONA?? No pido que todas las protagonistas sean fuertes, luchadoras, valientes y demás, pero realmente esa especie de Katsa a medio gas, como que no convence.
Por otro lado, hay un triángulo amoroso, que bueno, funciona. Aunque no hay que ser muy avispado para darse cuenta de con quién acabará Fuego. Por un lado tenemos a Brigan, el príncipe apuesto que a su vez es el capitán del ejército y el que lleva un poco las riendas de todo y que me ha recordado bastante a Chaol de Trono de Cristal por varios motivos, pero en su versión descafeinada. En el otro lado del triángulo, tenemos a Arquero, un personaje que encontré bastante cansino con sus celos y sus contradicciones.
Por suerte, tanto Fuego como sus dos enamorados, sobre todo Brigan, sufren una ligera evolución que de alguna forma aligera la trama y consigue que, aunque no haya terminado de congeniar con ellos, sí que he podido terminar de leer el libro sin que me dieran ganas de arrojárselo a la cabeza.
Además hay unos cuantos secundarios, la mayoría he de decir que me han parecido bastante planos, a excepción del padre de Arquero y por su puesto de Cansrel, el padre de Fuego. Sinceramente, lo que más me ha gustado de todo el libro han sido esos recuerdos de Fuego con su padre, y esa relación tan peculiar y retorcida que tenían.
Otro aspecto que me ha gustado (no todo iba a ser negativo en esta reseña) ha sido el cuidado estilo de la autora y el rico vocabulario empleado. No sé muy bien si esto último se debe más a la autora o a la traductora, pero sea como sea, es de agradecer que un libro nos deleite de esa forma.
Por último, también he quedado bastante satisfecha con el final. Quizá ha habido algunas cosillas algo enrevesadas, pero en definitiva me ha dejado un buen sabor de boca y que, por lo menos, ha conseguido mejorar mi opinión relativamente sobre este libro.
Lo mejor: estilo muy cuidado y amplio vocabulario, secundarios interesantes (Cansrel) y final que deja buen sabor de boca.
Lo peor: la propia protagonista y otros personajes principales, ritmo muy lento, el libro se queda en un intento de parecerse a su predecesor
La trilogía está formada por Graceling, Fuego y Bitterblue, cuyos libros están publicados en España desde hace unos años y estas son sus portadas:



